martes, 19 de octubre de 2021

Buenas pácticas en la inclusión educativa. Las adaptaciones curriculares.

 La inclusión educativa del alumnado con síndrome de Down es un proyecto que beneficia a todos. El poderse formar en una ambiente ordinario, les permite adaptarse mejor a esa sociedad en la que viven. “Cada alumno es único y debemos intentar dar respuesta a la diversidad de cada alumno, sea en la presentación de contenidos, en la propuesta de actividades, como en la evaluación, así como pensar que todos pueden aprender juntos, en el mismo espacio, sobre los mismos temas y enriqueciéndonos los unos a los otros” (Joan Jordi Muntaner, marzo 2010). 

Debemos identificar y minimizar las barreras para el aprendizaje y la participación que nos permitan planificar un modelo curricular centrado en lo ordinario, priorizando lo común y con las adaptaciones correspondientes. Así, facilitaremos que todos aprendan de la manera más significativa, considerando que todos somos diferentes. 

Si tenemos en cuenta los principios de la Educación Inclusiva, el que estén en clase (Presencia) no es suficiente, sino que han de adoptarse las medidas metodológicas y organizativas precisas, con los apoyos necesarios (Participación), y que se realicen las oportunas adaptaciones curriculares (Progreso), para que el proceso inclusivo sea real y no una mera declaración de intenciones.

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