El respeto a la dignidad de las personas con discapacidad desde la perspectiva de los derechos humanos, añadiendo la equidad, accesibilidad universal o la igualdad, implica reconocer un espacio en el que asuman el poder de decisión sobre sus propias vidas y participar de forma plena en la vida política, económica, social y cultural de su comunidad, siempre desde la equiparación de oportunidades e igualdad de derechos para todas las personas.
La discapacidad, como circunstancia en la vida de las personas, es un elemento más que refleja la diversidad y la riqueza de los seres humanos. La discapacidad no es una realidad estanca, sino que forma parte del crisol de la sociedad.
Existe una variedad de términos para designar a las personas con discapacidad pero actualmente, existe una forma generalizada y con amplio consenso, incluso normativo, que se considera correcta: “Discapacidad” y “Personas con Discapacidad”. Hay que erradicar otras terminologías como; minusvalía, diversidad funcional, minusválido/a, discapacitado/a, retrasado/ a, especial, incapaz, etc.
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