lunes, 25 de febrero de 2019

Educar las emociones en la primera infancia.

El desarrollo integral del niño implica el conocimiento global de sí mismo, en todos sus aspectos y distintas áreas de desarrollo, es decir, sus capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales. A lo largo de la historia, en Educación Infantil se ha dado mucha importancia a las dos primeros puntos: el desarrollo físico y el cognitivo, dejando a un lado las áreas emocionales y sociales. 

Sin embargo, la educación emocional debe considerarse como un factor clave a tener presente en cualquier proyecto educativo. Para Bisquerra (2000), la educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo integral de la persona, con objeto de capacitarle para la vida. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social.

Las emociones tienen gran influencia en la conducta humana y predisponen a las personas a actuar de una determinada forma ante los diferentes acontecimientos. Gracias al reconocimiento, la comprensión y gestión adecuada de las mismas podemos observar alumnos que consiguen enfrentarse a la realidad de una manera más eficaz que otros.

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