
En concreto el desarrollo del lenguaje encuentra sus raíces en determinados capacidades, como la atención, la imitación, la anticipación o la intencionalidad, que se van forjando desde los primeros meses.
En estas primeras etapas el interés se centra en favorecer los prerrequistos del lenguaje, los cuales sentarán las bases de una comunicación efectiva adulto-niño y un posterior desarrollo óptimo del lenguaje.
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