Los padres, las madres, los abuelos, los tíos... somos un modelo de
lectura para los niños. Con nuestro comportamiento como lectores,
podemos enseñarles lo fundamental: contagiarles el placer por la lectura,
mostrarles sus funciones y los usos que hacemos de ella en la actividad
cotidiana.
Los niños deben vernos leyendo con frecuencia, en situaciones diferentes,
solos y acompañados. Deben vernos usando libros y disfrutando de la
lectura.
Las familias pueden cumplir un papel esencial par a despertar la
curiosidad de los niños por cualquier escrito. Los adultos sabemos qué
son, par a qué sirven y cómo interpretarlos, pero deberíamos
preguntarnos si los niños saben utilizarlos adecuadamente y qué
podemos hacer para enseñárselo...
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