 Tengo hambre, ¿qué hay de comer?
Estofado, cariño.
¿Estofado? ¿No había macarrones?
Macarrones son mañana, te recuerdo.
¿Mañana? Eso es mentira, me dijiste que eran para hoy.
¿Mentira? No, yo te dije que martes estofado y miércoles
macarrones.
¡Noooooooo! ¡Quiero macarronesssss!
Tengo hambre, ¿qué hay de comer?
Estofado, cariño.
¿Estofado? ¿No había macarrones?
Macarrones son mañana, te recuerdo.
¿Mañana? Eso es mentira, me dijiste que eran para hoy.
¿Mentira? No, yo te dije que martes estofado y miércoles
macarrones.
¡Noooooooo! ¡Quiero macarronesssss!
En esta sencilla y cotidiana situación se pueden desglosar
los diferentes componentes que relacionan el autocontrol
con la tolerancia a la frustración. En el ejemplo,
el hijo o hija quiere satisfacer una necesidad fisiológica,
que es el hambre. Quiere salir de una situación desagradable,
y conseguir algo agradable como es algo de
alimento....
a)...Aquí, se podría hablar de tolerancia a la frustración.
Hay frustración, pero no hay ira. El control externo
ejercido favorece el AUTOCONTROL. 
b) El otro camino consiste en persistir en el deseo, en
este caso comer macarrones y ya. Aquí ya se puede
hablar de BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN,
donde el autocontrol desparece y se abre la puerta
a la ira. 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario